Viaje a Suiza
Este verano fui a Suiza, concretamente a Divonne les Bains, justo en la frontera con Francia, cerca de Ginebra. Nada más llegar al pueblo, conocido por sus aguas termales, se respiraba aire puro, y todo estaba cubierto de vegetación y flores. Era un pueblo de montaña, con muchas tiendas, lago, piscinas, y hasta un hipódromo. La calidad de vida allí es un lujo, pues todo es muy relajante y tranquilo, en contacto con la naturaleza. Cada día, nada más desayunar, hacíamos excursiones a los lugares más interesantes que visitar.
El primer día, fuimos al lago Leman, donde cogimos un barco hasta la ciudad medieval de Yvoire. Este pequeño pueblo está dedicado al turismo, y tiene muchos restaurantes y lugares que visitar, como un castillo, muchísimas tiendas y espectáculos en las calles. Lo más impresionante de este pueblo es su arquitectura medieval, muy cuidada y en armonía con el lugar.
Al día siguiente fuimos a la fábrica de Nestlé de Suiza, y compramos montones de chocolate.
Nuestro siguiente destino fue Gruyère, pueblo dedicado principalmente al queso, el cual pude degustar. Esta localidad estaba ubicaba en la falda de los Alpes, por lo que se encontraba a gran altitud.
A continuación fuimos a Ginebra, la ciudad más grande de Suiza, y la sede actual del CERN. Allí vimos la gran fuente que lanza agua a 140 metros de altura. También visitamos el reloj hecho con flores que hay en unos jardines y la catedral.
Aprovechamos la visita para entrar en el CERN. Allí disfrutamos de una conferencia por uno de sus científicos y de una visita guiada a uno de sus detectores, a cien metros bajo el suelo. Nuestro guía era japonés y dio las explicaciones en inglés.
Para finalizar el viaje, llegamos a Montreaux y visitamos su increíble castillo, famoso mundialmente por su belleza. Entramos en cada una de las estancias de este, y tras la visita, regresamos a casa.
Fue el mejor viaje de mi vida, que nunca olvidaré. Suiza es un país precioso y, sinceramente, os recomiendo que lo visitéis.
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