DIARIO DE UN “DISCIPLINANTE”
Viernes, 04 marzo 2016
Publicado en: Cultura
Los Disciplinantes, más conocidos como “Picaos”, de la cofradía de la Santa Veracruz de San Vicente de la Sonsierra, es una manifestación religiosa de las más importantes y conocidas de España. Actualmente no se puede hablar de la presencia de este rito ancestral en ningún otro sitio de España; San Vicente de la Sonsierra es el pueblo de los “Picaos”.
Los requisitos que se deben cumplir para disciplinarse son:
1-Ser mayor de edad.
2-Ser varón y disponer de un certificado de su párroco.
3-Acreditar su sentido cristiano y de su buena fe.
Si se cumplen estos requisitos, acudirá a la sede donde se le asigna un acompañante, que le servirá de guía, ayuda, consejo y protección, durante el tiempo de su penitencia.
Vestido ya con el hábito, acudirá a la procesión o la Hora Santa, se arrodillará ante el paso de la ofrenda (en general ante la “Dolorosa” en la procesión y ante el “Monumento” de la iglesia en la Hora Santa), reza una oración y, al ponerse en pie el acompañante le retira la capa de los hombros y le abre la apertura de la espalda. El disciplinante coge la madeja por la empuñadura con las dos manos y, la hará balancearse entre sus piernas, se golpea en la espalda por encima del hombro alternativamente (de izquierda a derecha), durante un tiempo. Según el disciplinante, suele ser de unos 20 minutos y entre 800 y 1.000 golpes, hasta que el acompañante y el practico (persona que realiza la punción) deciden cuando es el momento del pinchado. Cuando llega ese momento, se inclina y coloca la cabeza entre las piernas del práctico, que le golpea levemente tres veces a cada lado de la espalda (en la zona lumbar), para que brote la sangre y evitar molestias posteriores, pero nunca se hace para aumentar el sufrimiento. Después el picao se golpea 15 o 20 veces más para favorecer que la sangre corra.
Finalmente el disciplinante y el acompañante vuelven a la cofradía donde el practicante le lava y cura les pequeñas heridas de la espalda con agua de romero y con meticulosidad.
La herramienta que se usa para “picar” al disciplinante se llama “esponja”. Es una bola de cera virgen con 6 cristales incrustados de 2 en 2, de manera que cada disciplinante recibe 12 pinchazos.
Izan Sánchez