Me gustaría retirarme en Guatemala

Esta semana Noticias de Hierro ha tenido el privilegio de entrevistar a nuestro director, Antonio Alegre,  que estuvo el año pasado en Guatemala en uno de los centros educativos que posee la comunidad Marista en el país.

-Cuéntenos un poco el por qué de este viaje.

Yo a Guatemala fui en principio para hacer un curso de cuatro meses de autoconocimiento y acompañamiento de personas y luego solicité  ampliar mi estancia y pasé ocho meses en una escuela en uno de los barrios más pobres de Guatemala, la zona seis, un barrio conocido por su inseguridad y porque hay mucha violencia.

-¿Cómo fue el cambio de estar en Guatemala a ser el nuevo Director de Maristas Logroño?

El cambio fue muy brusco porque no me dio tiempo a la vuelta a visitar a mi familia ya que fui nombrado director del colegio desde Guatemala. Por eso venir de un ambiente de suma pobreza a un sitio como Logroño y un colegio como este con unas instalaciones tan nuevas pues fue muy brusco.

-¿Qué aporta la comunidad Marista en Guatemala?

El colegio en el que yo he estado cumplía el cincuenta aniversario de su inauguración. Los primeros hermanos profesores empezaron a dar clases debajo de un árbol porque no tenían muchos recursos. Ir al colegio para esos niños lo es todo. No tienen recursos y el conocimiento es lo único que les puede sacar de donde están. Pese a la violencia, los hermanos Maristas son muy queridos en el barrio. Aunque mataron al hermano director en 1991. Tampoco hemos sufrido extorsiones por parte de las maras, que son los grupos que controlan la ciudad, pero una ex profesora del colegio sí que las sufrió.

-¿Qué otros proyectos realiza la comunidad Marista en Centroamérica?.

Nos encontramos en todos los países de Centroamérica excepto Panamá y en todos los países tenemos colegios gratuitos que ayudan a los niños a salir de la miseria y darles la opción de no caer en las mafias.

-¿Cómo es la educación en Guatemala?

Es muy parecida a la de aquí, tienen un año de infantil, de los cinco a los seis años, luego seis años de primaria, tres de secundaria y dos de bachillerato. Los medios son muy pobres, cuentan con libros que tienen que durar diez años. Cada año los niños forran sus libros y los cuidan muchísimo y nunca los pintan porque tienen que ser heredados por los alumnos siguientes. En cada aula hay cerca de cincuenta alumnos y es totalmente viable porque ellos realmente van a trabajar y a aprovechar las clases al máximo  porque saben que esa es la única manera de salir de la pobreza. También tienen dos aulas de informática gracias a una ONG alemana. Los recursos como veis son muy limitados pero los alumnos aprovechan la educación al máximo. Los niños están muy concienciados que para sobrevivir o estudian o se meten en maras. Hay mucha población infantil y juvenil para pocos puestos de trabajo por lo que tienen que emigrar a EEUU.

En definitiva, las asignaturas son similares hay más alumnos por clase y sobre todo se nota que solo tienen un año de infantil y tienen pocos recursos pero el aprovechamiento es muy grande.

-¿Te gustaría volver?

Sinceramente ha sido una experiencia muy gratificante ya que siempre he tenido la ilusión de ir a América a trabajar. Me gustaría marchar definitivamente allí cuando mi etapa como director acabe ya que es mi vocación.