Entrevista al director de Proyecto Hombre
Miércoles, 16 marzo 2016
Publicado en: Curiosidades
El entrevistado nos cuenta que tan solo empezó hace cuatro años, movido por su deseo de ayudar a las personas. Él trabajó con 22 años en Colombia y Venezuela, en un proyecto de ayuda. Ya estaba matriculado en psicología y después, comenzó su estudio en el graduado social. Mientras, estuvo como director de tiempo libre, en varios campamentos y como voluntario en Rioja-acoge, ayudando a los extranjeros. Una vez finalizados los estudios, estuvo trabajando en una asesoría y después montó otra independiente con unos compañeros, a la que dedicó unos 14 años. Periodo en el que siempre complementó su trabajo con voluntariados. Finalmente, su compromiso social y por el mundo de los desfavorecidos, le llevó a volverse a matricular en la universidad para hacer educador social. Y gracias a que conocía a otros profesionales de Proyecto Hombre, mostrando su interés, logró dedicar sus conocimientos a su verdadera vocación, el ámbito social. Así es como acabó de director de Proyecto Hombre.
Dice que para él es una manera de trabajar en algo que le llena realmente como persona, al estar constantemente ayudando a personas y haciendo sentir a la gente acogida. Un trabajo, como dice, muy humano, empático. Que crea vínculos.
El programa dura un año, en el cual la persona experimenta un cambio radical. No solo deja de consumir, sino que transforma su forma de ser, de ver la vida, sus valores, la forma de comunicarse. Solo hay que ver cómo se expresan y el cambio que se produce cuando salen: es un proceso que requiere tiempo. Los primeros meses se aprende a llevar una vida normal, iniciar una rutina… Lo difícil es cuando la persona comienza a plantearse su situación, cómo ha llegado y por qué”. Posteriormente, hay un periodo de reinserción que puede durar hasta otro año, añade.
El objetivo no es que dejen de consumir, sino evitar que recaigan. Que vuelvan a verse en la necesidad de recaer. Por lo que es importante este cambio de conducta, de ámbito social, que sean dotados de herramientas para enfrentarse a la vida.
Es un programa exigente, duro, e incluso criticado. Hay gente que no entiende por qué se prolonga tanto, a lo que el entrevistado responde a todo lo anterior.
Nos cuenta que, unos a otros se cuidan, ya que es un programa duro. Él como padre, empatiza fácilmente con los padres que llegan. Sobre todo valora el reencuentro, considera que trabajar con la familia es realmente importante; ya que ésta debe ir creciendo a la vez que lo hace el implicado. Para que la comunicación sea recíproca, y se desarrollen simultáneamente como personas, y sus valores.
Por duro que pueda resultar en muchas ocasiones su trabajo, él intenta quedarse con las experiencias positivas: “para alentar este sentimiento, cuando acaba algún chico, se hace una fiesta en la que participan todos sus compañeros y los mismos trabajadores¸ en la que es reconocido su valor y le agradecemos la ayuda brindada en todas las experiencias vividas a lo largo del programa”. Cuando ocurre esto, él siempre procura hablar con el chico en concreto, para reconocer su esfuerzo y poder valorar el cambio tan positivo experimentando.
Es un trabajo con mucha intensidad, cargado de sentimientos tanto positivos como negativos. Es por esto, que dice que le ha ayudado mucho a conocerse a sí mismo: “aplicar la comunicación con los que te rodean, expresarse con más afecto y mayor comprensión”. Dice que a veces peca de implicarse demasiado, pero esto forma parte de su personalidad. Cuenta que es imposible trabajar en algo así, sin que te salpique nada: “aprendes a valorar el apoyo de los demás”.