Un código perdido
Domingo, 20 marzo 2016
Publicado en: Actualidad
La ciudad avanza y cada vez más la tecnología se va apoderando de las calles haciendo que desaparezcan poco a poco símbolos que antes eran de nuestro día a día. La mayor parte de la población sale a la calle acompañado de su teléfono móvil, mucha de esta se suele pone los auriculares para aislarse de los ruidos del mundo urbano y poder prestar atención a sus asuntos. Otra mucha se concentra en la pantalla de su móvil, aplicaciones como “Whatsapp”, “Instagram” o “Twitter” nos hacen concentrarnos en el contenido que leemos en ese momento haciendo que no apreciemos lo que nos rodea.
En definitiva, vamos ciegos y sordos por nuestra ciudad día a día, esto ocasiona grandes pérdidas culturales sobre todo en los jóvenes. Cuando paseamos por una calle muy céntrica de Logroño como es Portales no solemos fijarnos en las maravillosas campanas que cuelgan del campanario. Pero lo que realmente perdemos es su esencia, su significado, la importancia de sus toques. Tiempo atrás, todo el mundo conocía lo que significaba cuando solo sonaba la campana pequeña, un niño había fallecido; cuando los mozos volteaban las campanas, era señal de que comenzaban las fiestas; actualmente para nosotros oír a las campanas sonar de una forma rápida y seguida no significa nada, sin embargo es señal de alguna catástrofe.
Los campaneros hacían gran música y muy complicada cuando bailaban esas campanas tan pesadas y ahora la tecnología los ha sustituido y muchas están programas. Aún así, ¿de qué sirve si la gente prefiere escuchar la radio? El lenguaje de las campanas es cultura y debería perdurar en el tiempo, pero sabiendo el significado de cada una porque, como las canciones, escuchamos algo que nos transmita un significado y nos haga razonar.
Quitémonos los auriculares, miremos al cielo y preguntemos a nuestros mayores.