Zapatería el 33
Viernes, 04 marzo 2016
Publicado en: Mi ciudad
Hoy hemos estado con Don Juan Carlos Pinola, un hombre uruguayo que actualmente tiene una zapatería llamada el 33 en la calle Industria.
¿De dónde le viene a usted el oficio de zapatero?
De mi familia, de toda la vida, yo a los 13 años ya estaba trabajando en una fábrica en Uruguay, como no me gustaba estudiar me dijeron mis padres “si no estudias, a trabajar” y ahí empece, hasta hoy que tengo 68 años. Ya van 55 que estoy en el oficio, trabajé en esa fábrica hasta los 18 y después me dediqué a otra cosa: a trabajar en una imprenta y a seguir en el gremio del zapatero. Me fui a la Argentina 11 años y puse un taller allí, volví a Uruguay, puse de nuevo un taller de zapatero durante 24 años. Me jubilé y me viene acá, no pensaba poner ningún taller pero terminé poniéndolo y desde hace 6 años estoy reparando calzado aquí.
Usted tiene un rótulo en el cual pone ‘El 33′ , ¿a qué se debe ese nombre?
Se debe a todos los trámites que hice cuando me fui a Argentina, que acababan en este número y, al regresar a Uruguay, dio la casualidad que acababan en 33 también. Aunque alguno lo aduce a cuando liberaron a Uruguay, que la independencia empezó por 33 orientales, pero nada que ver: yo lo tengo porque cuando viene a España pasó lo mismo, iba a un médico y me daban este número, iba a la Hacienda y lo mismo y mi yerno me dijo “ponle el 33”.
¿En Uruguay qué tipo de clientela tenía usted?
Clase media, pobre como acá.
¿Cuándo llegó a España?
Hace seis años en 2010 en febrero, no tenía pensando montarla pero se me dio por pedir en préstamo, me lo dieron, me iba a quedar por un año y ya van seis.
Actualmente, ¿ha notado que la clientela que tiene usa más su calzado?
Al pie de la crisis la clientela se va acrecentando, la calidad del calzado no es la misma, ahora es variado tirando para bajo.
¿Cuesta más reparar el calzado actual?
Cuesta más repararlo, es de bastante más baja calidad por lo tanto vos ya no tienes que sacar y poner, ahora tienes que reparar ese material malo para poner los materiales que correspondan.
¿Se considera un zapatero artesano que trabaja más con las manos que con las maquinas?
Tengo inventiva, yo soy zapatero de toda la vida desde que se trabajaba a mano, hay cosas que no es por nada pero otros zapateros no las hacen, no tienen la maña que tenía un zapatero hace cincuenta años como yo. Pero indudablemente sí, hay cosas que antes terminaba a mano y ahora las termino a máquina, es más rápido, pero utilizo las dos.
¿Piensa que el trabajo que realiza hoy en día es más propio de un zapatero ”remendón” que con gran interés es capaz de reparar cualquier cosa o es mas de ir ayudando a sus clientes a darle un poco más de vida a un calzado que realmente ya ha cumplido el tiempo de vida para él?
Sí a la segunda parte: hay gente que me trae calzado que en otro sitio le han dicho que no tiene arreglo, en España hay muy pocos que reparan el calzado antes de poner la suela.
¿Este trabajo que realiza le sirve para vivir holgadamente o tiene que dedicarle muchas horas para hacerlo rentable?
Los años me hacen trabajar menos, si yo dedicara más horas y tuviera menos años viviría mas holgado, ahora me da para vivir, con el trabajo que realizo estoy conforme, lo llevo un poco a mi aire, si tuviera personal y menos años se trabajaría el doble.
¿Piensa usted seguir trabajando en su oficio mucho tiempo más?
Poco tiempo más, sobre todo por la edad. Me encuentro cansado me duelen los huesos, llegará un momento en el diga “hasta aquí llegué”.
¿Qué perspetivas tiene cuando termine de trabajar en esto?
Vivir seis meses en España y seis en Uruguay sería mi anhelo.