San Blas, una fiesta de invierno

Lunes, 22 febrero 2016

En Alfaro es tradición celebrar la fiesta de san Blas. Para esta época del año, todas las panaderías y pastelerías se llenan del típico rosco, hecho con huevos, harina, azúcar, aceitey anís y luego recubiertos con azúcar o chocolate.

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En la víspera del día 3 de febrero se bendicen los roscos en la iglesia de San Miguel, y a los niños pequeños se les reparten unos roscos a medida. Y coincidiendo con la festividad de San Blas, el fin de semana del 6  de enero y 1 de febrero todos los bares de Alfaro se unieron para la celebración de este santo elaborando pinchos especiales en sus establecimientos.

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Pero no solo en Alfaro se celebra la fiesta de San Blas. En Cornago también se celebra, y son las fiestas de invierno.  El 3 de febrero se celebrar la misa y la procesión en honor del santo. En la misa se bendicen cordones rojos y la gente se los pone hasta que se les cae y se dice que son un remedio para el mal de garganta. Esto se hace porque cuenta la tradición que San Blas curó a un niño que se estaba atragantando con una espina.

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Sin embargo, la fiesta grande se celebra el primer fin de semana de febrero. El viernes por la mañana se lanza el chupinazo y después se da la vuelta al pueblo con la charanga. Por la tarde hay un concierto y cuando este acaba se sube a la “era de la gaita”. Esta “era de la gaita” consiste en acompañar a la charanga y bailar, siempre en circulo y de la mano, variando la dirección o la velocidad dependiendo la música que suene en cada momento. En esta era se está bailando aproximadamente una hora y cuando se baja se sigue bailando en la ermita, para después bajar a la plaza del pueblo. Luego hay verbena y por la noche baile. Al día siguiente se celebra la procesión del santo en la cual se le da la vuelta por el pueblo sin olvidar nunca pasar por la ermita de la Piedad, de la que se dice que es su novia. Antiguamente se decía que fueron novios, y todavía siguen siéndolo, aunque solo se vean una vez al año. Cuando se acaba la procesión se sube a la iglesia parroquial y se hace allí la misa. Y este es el día en que se bendicen los roscos y los cordones. Por la tarde, después de un pequeño concierto, se sube a la plaza de San Blas y se hace la subasta de roscos y alimentos.

Para la monotonía del invierno, la fiesta de san Blas es un soplo de alegría que si no hace que el calor entre en el cuerpo, por lo menos sí que anuncia la cercanía de la primavera, con la famosa llegada de las cigüeñas a nuestros pueblos. Ya se sabe lo que dice el refrán: “Por san Blas, la cigüeña verás”.

El correo del señor Berceo

Curso: 4º ESO

Tutor: Adela Navajas León

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