LA CELEBRACIÓN DEL 8 DE MARZO REAVIVA EL DEBATE SOBRE LA PROFUNDA DESIGUALDAD ENTRE HOMBRES Y MUJERES
-Los últimos datos revelan que durante el último año la brecha salarial se ha situado en España por encima del 24 por ciento.
-Las manifestaciones y los diferentes actos reivindicativos de la jornada denuncian la escasa eficacia de las políticas de igualdad y la permanencia de los comportamientos sexistas.
Partidos políticas, sindicatos y plataformas a favor de la igualdad han reforzado durante esta celebración del Día Internacional de la Mujer sus mensajes de denuncia ante una realidad que, según afirman, se aleja mucho de la ansiada equiparación entre hombres y mujeres.
Los últimos estudios dejan claro que la crisis económica que ha sufrido España durante los últimos años ha acentuado las diferencias. Conceptos como el paro, la precariedad e incluso la pobreza, registran sus tasas más altas entre la población femenina.
A pesar de los lentos avances que se han ido consiguiendo durante las últimas decadas, los puestos directivos en las empresas de nuestro país, continúan teniendo rostro de hombre.
Asimismo, la brecha salarial, que durante unos años se había estrechado lentamente, vuelve a abrirse, según las últimas encuestas, a porcentajes superiores al 24 por ciento. Dicho de otra forma, las mujeres en España tendrían que trabajar al año 88 días más que los hombres para cobrar lo mismo.
En la Unión Europea el panorama no varía demasiado, el promedio de esa brecha fue del 16,4% en 2013, según los datos de la Comisión Europea, con porcentajes que van desde los 30 puntos que se registran en Estonia a los 3,2 puntos de Eslovenia.
Los sindicatos alertan sobre las consecuencias que esto tiene no solo en el día a día, sino a medio plazo, en el caso de las prestaciones por desempleo, o en un horizonte más lejano, con las pensiones de jubilación.
Del mismo modo, durante la celebración de este día, los distintos colectivos han coincido en denunciar que la mujer sigue soportando la mayor carga de las tareas domésticas y de las obligaciones que se derivan de la enfermedad y el grado de dependencia de familiares. Tareas que además, en ningún caso, cuentan con un reconocimiento profesional.
Un año más, las reivindicaciones de este 8 de marzo se han centrado en la necesidad de poner en marcha medidas efectivas que posibiliten la conciliación familiar y laboral, la defensa en los distintos convenios de una equiparación salarial, la eliminación del llamado “techo de cristal”, que dificulta la mejora profesional de las mujeres, y el final, en todos los ámbitos, de los comportamientos sexistas.