"Ante todo haz caso al corazón"

Viernes, 18 marzo 2016

Publicado en: Actualidad

El 15 de marzo los alumnos del colegio Maristas San José, tuvimos la suerte de asistir a una charla sobre motivación, trabajo, esfuerzo… impartida por Edurne Pasaban, que ha sido la primera mujer alpinista en hacer los 14 ochomiles. Así pues en 2001 escaló el primero, el Everest, y el 17 de mayo de 2010 terminó los 14 con la ascensión al Shisha Pangma, convirtiéndose2 en la primera mujer alpinista en lograrlo.

Edurne, además de alpinista es licenciada en ingeniería industrial. Ella empezó a aventurarse en el mundo de la montaña con 15 años junto a su primo, Asier y fue tanta su motivación que a los 16 años escaló el Mont Blanc (4810m). Al finalizar la carrera comenzó a trabajar en el negocio familiar de ingeniería. Sin embargo, ese era un empleo que no le permitía pasar dos meses fuera de casa haciendo expediciones y su padre le dijo que tenía que saber qué era lo que quería realmente. Este fue un punto clave en su vida y tuvo que decidir entre una vida convencional con un empleo estable o una vida más difícil pero que le permitiría hacer lo que realmente le apasionaba, escalar grandes montañas. Edurne apostó por la segunda opción. “Quizás esta ha sido de las decisiones más importantes” nos comentaba. Decidió gestionar un hotel-restaurante en el País Vasco propiedad de su familia. Así que pasaba ocho meses trabajando duramente para luego poder pasar cuatro meses de expedición.

Durante todas las etapas de su vida, Edurne, ha tenido que tomar muchísimas decisiones pero “ante todo me guiaba por mi corazón” afirmaba. Uno de los consejos que nos daba Pasaban es que “todo lo que hagáis en vuestra vida, lo tenéis que decidir por vosotros mismos, y hacerlo con el corazón. Nadie de los que estamos aquí va a tener una vida fácil. Ese camino va a ser complicado, pero si esas decisiones las tomáis con  el corazón, va a ser todo mucho más sencillo”.

Nos ha transmitido grandes mensajes de superación y esfuerzo y nos ha relatado cómo cayó en una depresión que la mantuvo hospitalizada y lejos de la montaña unos meses. Comentaba que hay momentos en la vida que, aunque hayas tomado la decisión de ir por un camino, es frecuente que en ciertos momentos te asalten dudas de si has elegido bien. Ella creía que quizá se había equivocado al elegir ser alpinista. Sus novios siempre la dejaban, sus amigas comenzaban a casarse y tener hijos… pero afirma que gracias a la gente que la quería y la apoyaba pudo salir de esa situación.

Edurne nos ha querido recalcar que ella aparte de su hobby, estudiaba mucho. Sabía que si sacaba buenas notas, los fines de semana y las vacaciones las podría pasar escalando. Ella era de ciencias y le hubiese gustado estudiar INEF. Pero un poco por tradición familiar y pensando en las salidas profesionales, decidió hacer ingeniería industrial. “Ser deportista profesional es muy complicado, y más a la hora de abandonar el trabajo. Yo lo que más valoro de mi vida ha sido tener unos estudios y luego dedicarme a mi gran pasión. La ingeniería me ha ayudado a ser muy pragmática y práctica a la hora de tomar decisiones”, nos comentaba muy orgullosa. Destacaba que solo se puede considerar que alguien es deportista profesional, cuando puede vivir de ello y salvo los futbolistas y algunos jugadores de baloncesto, no es una tarea fácil. Ella no recibió un patrocinio importante hasta haber alcanzado 11 de los 14  ochomiles. Ha querido insistir también en lo cortas que son las carreras deportivas y en la importancia de tener unos estudios para cuando se acabe la época de deportista, poder salir adelante.

Ha querido dejar claro que en la vida hay que luchar e intentar superarse porque “para hacer los 14 ochomiles han sido necesarias 22 expediciones, ya que no siempre se hace cumbre a la primera, hay que luchar por ella”. Muchas veces las expediciones más complicadas han sido en las que no ha hecho cima y nadie se ha hecho eco de ellas.

En 2004 cuando tenía ya seis ochomiles, la llamaron del programa “Al filo de lo imposible” para ir al K2. Edurne titubeó porque creía que no sería capaz de estar a la altura del equipo y porque las otras mujeres que habían intentado conquistar el K2 no habían sobrevivido. Sin embargo, finalmente aceptó ya que era una oportunidad única. Pasaban hizo cumbre junto a sus compañeros pero llegaron demasiado tarde, y claro había que volver a bajar. Ella descendía junto a un alpinista de una expedición italiana y un poco más atrasados bajaban Juanito Oiarzabal y Juan Vallejo.  “El italiano me dejó sola. Eran las diez de la noche y me fui a cambiar la cuerda y se me cayó la frontal de la cabeza” Como sabía que detrás venían Juanito y Juan decidió esperar en la pared. Desde entonces no se acuerda de nada más. Al llegar ellos la encontraron dormida. “De no ser por Juan y Juanito posiblemente no estaría aquí ahora mismo. Ellos me animaron a bajar y llegué al campamento 4 con congelaciones en los pies lo que me costó al llegar a España la amputación de dos dedos, uno de cada pie”. Fue tras recuperarse de esta experiencia cuando se replanteó seriamente si era mejor dejar el alpinismo. Edurne nos comentó los amargos momentos vividos que la llevaron a caer  en una terrible depresión. Sin embargo, gracias a sus amigos volvió a recuperar las ganas de vivir y de escalar montañas.

Otro momento crucial en su vida como alpinista lo vivió en el Kangchenjunga cuando le dio una pájara y era incapaz de dar un solo paso. Su equipo la arrastró literalmente hasta el campo base y así lo pudimos comprobar en el video que proyectó. Nuevamente Edurne estuvo al límite de sus fuerzas y fue ayudada, nuevamente, por el equipo que la rodeaba, en especial su primo Asier.

Al finalizar la conferencia nuestro equipo aprovechó la oportunidad de hacerle una pregunta:

Edurne después de contemplar tanto mundo desde los sitios más altos, ¿con qué lugar/lugares te quedarías?

Yo personalmente opino que cada uno son mundos diferentes, pero si tengo que quedarme con uno, y además por todas las experiencias vividas me quedaría con el K2. Para mí fue una experiencia única.

Ciertamente ha sido un lujo poder contar con los consejos y la experiencia de esta gran mujer que nos ha enseñado la importancia del esfuerzo, la motivación y la pasión en cualquier aspecto de la vida. Una luchadora que siempre se guía por el corazón.

 

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Curso: 3º ESO

Tutor: María Ruiz Ruiz

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