LOS TRABAJOS DE LA NIEVE

 

 

Lo que no se ve detrás de las estaciones de esquí 

 

Para la gente el invierno es una de las mejores estaciones del año, porque pueden ir a la montaña a disfrutar de la nieve. A veces, es muy difícil tener buenos días para disfrutar de la nieve, ya sea esquiando o haciendo snowboard. Hay muchos aspectos por lo que es difícil encontrar un buen día, pero estos dos son los principales:

La nieve: cada año cae una cantidad diferente de nieve, por lo que un año puede haber demasiada nieve y tienen que retirarla de las pistas;  y en cambio el año siguiente, puede suceder que no haya casi y tengan que poner nieve artificial. La nieve puede estar de varias formas: helada, pastosa y como nieve polvo.

Cuando el terrero donde se encuentra la nieve está a la sombra o ha hecho mucho    frío con temperaturas bajo cero, esta se hiela; también cuando hay ventisca y se transforma en hielo. Para esquiar es incómoda porque derrapas y es fácil de que te caigas.

La pastosa aparece cuando la nieve está demasiado tiempo al sol y se deshace, formando una masa entre agua y nieve y queda como una pasta; para esquiar es también mala, porque se puede decir que la nieve te frena y te quedas pegado a ella.

La nieve polvo es la mejor, está recién caída y para esquiar es ideal, porque te deslizas sin dificultad alguna disfrutando mucho.

 

El tiempo: no es lo mismo estar en la montaña con veinte grados que con cinco grados bajo cero. Pero eso no es lo más importante, porque te pones alguna camiseta más y se soluciona, lo peor es que haya  una nube en la montaña (niebla). Eso hace que se te complique todo, ya que primero no ves hacia dónde vas y segundo, si la nieve no está plana y tiene bañeras te dificulta mucho más el descenso y te puedes caer con más facilidad o desorientarte al no ver ni suelo ni el horizonte. Otro tiempo adverso es la lluvia porque deja la nieve como encharcada y luego es difícil esquiar. Que nieve no es tan malo, sobre todo si lo hace por la noche y el día siguiente hay nieve nueva.

 

Mantener las estaciones de esquí es algo complicado porque hay que tener un cuidado de todo en general, pero concretamente de los remontes (telesillas, perchas, cabinas, etc.) y de las pistas, de la nieve y de la señalización. En verano suelen hacer un mantenimiento de estas cosas.

 

Para las pistas, todas las noches después de que hayan cerrado la estación suelen alisarlas con máquinas pisa-nieves, estas máquinas hacen que el relieve sea más uniforme y liso, para ello también utilizan los cañones de nieve que junto con unas palas enormes echan nieve de lugares donde se acumula mucha hacia pistas que necesitan más para poderlas dejar perfectas para la jornada del día siguiente. También dependiendo del tiempo las señalizan para que los esquiadores sepan si pueden entrar en ellas y en qué condiciones están. Además de todo el trabajo humano que supone esto, también está el económico, cada noche utilizan miles de litros de gasolina para poder trabajar con toda esta maquinaria.

En verano, cuando la temporada ha acabado, desmontan todas las sillas de los remontes, y comprueban todos los cables donde se sujetan y sobre los que se cuelgan las sillas a los postes para ver si están bien tensados. También aprovechan para renovar las que están en mal estado.

 

Ya solo queda esperar una nueva temporada.