Estudiando en el extranjero: multiculturalidad, diversión y madurez. ¡grandiosa mezcla!
Lunes, 26 marzo 2018
Publicado en: Reportero Social
Cada vez es más común escuchar a alguien que acabó sus estudios de la carrera o hizo prácticas en el extranjero. Si bien es cierto que hay muchos programas que facilitan becas para ello también creemos que tienes que ser valiente y decidida para poder aprovechar esa oportunidad única en la vida. Si sabes buscar encontrarás cantidad de becas: Programas de la Unión Europea, como Erasmus+; becas de movilidad para programas universitarios y postuniversitarios, Becas la Caixa, Becas Fundación Rafael del Pino, Becas MAEC-AECID… son algunas de ellas; Becas para programas de doble titulación con convenios y acuerdos entre universidades; Becas para aprender idiomas…
Carolina Pellejero es una de esas jóvenes que se animaron a estar unos meses en el extranjero, combinando estudios y aventura. No todo es fácil pero nos confiesa que han sido muchas más las ventajas encontradas que los frenos que se ponía para salir a estudiar medio año fuera. Este fue el tiempo que estuvo en Chiapas, uno de los cincuenta y dos estados de México, situado al suroeste del país. Nosotras siempre habíamos relacionado Chiapas con violencia desmedida, pero Carolina se encargó de mostrarnos una cara mucho más amable y atractiva.
Futura Historiadora del Arte, Carolina nos comentó que la zona le llamaba ya, hacia tiempo, la atención y que marchó atraída por la cultura indígena. ¿Cómo llevó estar tanto tiempo fuera de casa? ¿Qué es lo que más le llamó la atención y qué es lo que más echó de menos? ¿Cómo es la vida allá? Todo esto y más descubrirás si te quedas con nosotras, y con Carolina, leyendo su entrevista. No te lo pierdas. Quién sabe si tú, pasados unos años, te animas a estudiar allá.
– ¿Por qué a Chiapas?.
Bueno, Sudamérica y Centroamérica siempre me habían llamado la atención como destinos. México es un país muy grande y pensé que podía ser todo un paraíso por descubrir. En concreto Chiapas, quizás por lo que había leído sobre allí, me pareció un lugar que podía aportarme y enseñarme cosas sobre la cultura indígena mejor que ningún sitio.
– ¿Qué o quién te animó a irte tan lejos?.
El hecho de tener la oportunidad de viajar tan lejos, con ayuda de una Beca Universitaria, me animó a tomar la decisión de aprovecharla y adentrarme en la experiencia. Sí que influyó que mi compañero de vida también tenía ganas, optaba a la misma ayuda que yo, por lo que nos animamos mutuamente.
– ¿Qué es lo que más echabas de menos de aquí?.
Suena a tópico, pero es un hecho, cuando estás lejos de lo que más te acuerdas es de los tuyos. Y al vivir una cultura diferente, también hay momento de añorar la propia, la gastronomía y nuestras tradiciones.
– Estuviste fuera medio año. Seguro que recuerdas muchas experiencias, ¿alguna con especial cariño?.
La verdad es que un sinfín. Recuerdo un encuentro con todos los que estábamos allí realizando la misma experiencia, conocimos gente encantadora de diferentes lugares del mundo y fue muy gratificante vivir de cerca pequeñas porciones de mundos tan distintos al nuestro.
– La vida allá, ¿es muy diferente a la nuestra?.
Sin duda lo es, y eso es lo apasionante de este tipo de experiencias. Conocer cómo viven, sus tradiciones, su gastronomía y su cultura. Simplemente el hecho de ir por la carretera y ver los pueblos de Chiapas, la selva o las playas del Caribe, era impresionante.
– Todo el mundo dice: ¡qué bien marcharte fuera de casa!. Pero no lo haces ni para una semana ni para un mes. Es más duro de lo que la gente puede creer por muy bien acogido que estés, ¿cómo sobrellevaste estar tanto tiempo fuera?.
Siendo sincera fue más duro cuando lo pensaba con mis padres antes de ir que cuando ya estaba en Chiapas. Desde allí, me podía comunicar con mi familia sin problema. Había locutorios con Internet a un módico precio la hora. El único inconveniente era el cambio de hora, nos llevábamos 7 horas con España, y eso hacía tener que amoldarnos un poco mutuamente para poder llamarnos o hacer videollamada.
Pero el WhatsApp sigue funcionando allí. Aunque su cultura sea muy diferente hay cosas que han globalizado, prácticamente, el mundo entero.
– ¿Piensas si un estudiante madura o crece al verse tan lejos de casa? ¿Qué se aprende además de lo puramente académico?.
Creo que es, especialmente, de lo que más aprendí. Te ves en situaciones totalmente diferentes y, hacerte a una sociedad en la que llamas la atención por tu color de piel o tu forma de hablar, te hace reflexionar sobre muchas cosas. Además, te ves sola ante un situaciones nuevas y tienes que sacar seguridad y valentía, las tengas o no.
– Cuéntanos qué fue lo que más te impactó para bien y para mal de la zona.
Pues, para mal, la pobreza que viven muchas familias de México. A pesar de que la primera impresión es de que todo es muy barato allá, lo primero de lo que te das cuenta es lo bajo que es el sueldo de la mayoría de ellos. Es triste ver como hay gente trabaja, día y noche, y no le llega para comprar un paquete de arroz.
Y para bien, muchas cosas: como la gran variedad de fruta y verdura diferente que cultivaban, me fascinaba; o el trato que recibimos, la gente allá es muy amable…
– ¿Has pensado volver a viajar para estudiar? De ser así, ¿qué destino elegirías?.
La verdad es que sí. No me importaría en absoluto repetir en otro lugar, el problema es que ya se me acaba la carrera, así que quizás tenga que hacerlo por libre o por algún otro tipo de vía. Y destino, elegiría Sudamérica, me quedé con sensación de que hay todo un gran mundo por conocer en ese continente que deslumbra.
– A todos aquellos a los que les atrae la idea de estudiar en el extranjero y que no se atreven… ¿qué les dirías?
Que se animen a dar el paso, por supuesto. No se arrepentirán. Parece una decisión muy fuerte, pero una vez que estás allá, hay tanto por ver y por conocer que se pasa muy rápido y vuelves con muchas ideas nuevas.
– ¿Te animas a pintarnos, con palabras, una estampa que te gustó especialmente de allí?
Es difícil explicar con palabras cómo es aquello, pero uno de los trabajos que realizamos, en la Universidad de Chiapas, fue sobre los mercados de México. Y a cada lugar que íbamos intentábamos asomarnos al suyo. En la mayoría de los casos era una estampa preciosa. La variedad de verduras y frutas tropicales daban un colorido explosivo. Todos los vendedores eran autóctonos y hacían un lugar auténtico. Podías disfrutar de manjares por precios muy bajos comparados con España. Solía haber en ellos puestos de comida ambulante, donde comerte un taco, mango con picante o un vasito de pozol y, además, se intercalaban con tiendas de artesanías. Como aparece en los reportajes que podemos ver hoy en la televisión, en estos espacios predominaba el color y, quieras que no, daba alegría. Incluso ahora me hace sonreír solo de recordarlo.
– Muchísimas gracias, nos estás dando envidia.
Ha sido un placer. Y, ya sabéis, si tenéis oportunidad el día de mañana, aprovechadla.
Pues ya sabéis, reporteros, apuntado queda. La verdad es que tiene que ser una experiencia única en la que, además de conocer otras culturas y a otras personas, suponemos te haces más fuerte y más maduro. Todo un reto atractivo y deslumbrante.