Cómo hemos cambiado: el cole de ayer y de hoy.
Viernes, 30 marzo 2018
Publicado en: Mi tierra, mi gente
El colegio es una etapa fundamental en nuestra vida. Es aprender y enseñar, según nos dicen los maestros. Es crecer y valorar, es hacerse responsable y autónomo, poco a poco. Es hacer amigos, de esos que conservas durante toda la vida. Es quitar la vergüenza y abrirnos al mundo. Es hacernos mayores, a veces, casi sin darnos cuenta. Decimos que pasa despacio y, cuando queremos darnos cuenta, otro curso ya se ha ido.
Si hablamos con los mayores, nos aseguran que la escuela son recuerdos. Algunos buenos, otros no tanto.
Seguro que si os lanzamos la pregunta de… ¿qué os parece la escuela? Sed sinceros. La mayoría contestaríamos, rápidamente y sin reflexionar antes, que un rollo. Y puede que muchos días lo sean. Y puede que otros muchos no, pero nos cuesta reconocer, demasiadas veces, que también hay momentos interesantes, motivadores y hasta divertidos. Aún así, también podemos preguntarnos que si nos dieran a elegir ¿preferiríamos no ir? ¿nos gustaría no saber ni leer, ni escribir, ni hablar, ni defender nuestra ideas con una opinión crítica, ni tener las herramientas necesarias para enfrentaros a la vida, a nuestros porvenir? Pensemos un momento aunque nosotras creemos que, con tan sólo un segundo, ya tenemos la respuesta.
Pues aprovechemos la escuela del siglo XXI. Con sus defectos y con sus virtudes. Con las nuevas tecnologías y con el papel y el lápiz, además. Con las oportunidades que nos brinda. Con nuestros compañeros, amigos y profesores. Con la suerte de poder ir a la escuela. Y es que, tenemos que tener muy presente que la UNESCO estima que, hoy en día, 63 millones de adolescentes, de entre 12 y 15 años, no pueden ir a la escuela. ¿Somos afortunados o no?
Los abuelos acumulan un saber inmenso. Y están más que dispuestos siempre a compartirlo con nosotros. Siempre quieren contarnos cosas de su juventud y compartir vivencias únicas. Nosotras hemos querido charlar con ellos de sus días de escuela. De los maravillosos momentos que recuerdan con especial cariño y de las cosas que no tendrían que haberse dado. Y así, comparamos la escuela de antes con la nuestra.
Al final, nos hemos dado cuenta de cómo hemos cambiado. Como dice la canción. Viajamos en el tiempo de la mano de nuestros mayores. Compartimos con vosotros la escuela del ayer y la del hoy.
Muchísimas gracias a todos los que habéis participado en este reportaje de una u otra manera: hay quiénes os habéis “lanzado a la piscina” y nos habéis compartido vuestros recuerdos con nosotros; hay quiénes, con más vergüenza, habéis preferido prestarnos la voz; algunos nos habéis prestado un poquito de vuestra infancia en forma de cartillas de notas, de libros y de cuentos; otros cedisteis fotos de vuestros días de escuela; y todos, todos vosotros, nos habéis enseñado algo. Nos habéis dado una gran lección. La mayor de todas. ¡Nos vemos en la escuela! y si no… seguiremos compartiendo vivencias y anécdotas.