Cuadros con corazón

Miércoles, 31 enero 2018

Publicado en: Culturízate


El pasado 27 de enero acudimos a la Biblioteca de La Rioja para ver la exposición que Alejandro Espiga, un veterano en el mundo de la pintura, nos muestra desde el día 2 del mismo mes.


 

Aprovechamos para hacerle unas preguntas al artista, interesadas en los motivos de su afición. Así él nos relató cómo y cuándo comenzó a desarrollar su pasión: “Empecé a los diez años, desde que tengo uso de razón me gustaba pintar. A los 14 lo dejé, había que currar. Después lo volví a coger a los veinte o así hasta que me casé. Llegaron los hijos y lo volví a dejar, y así hasta que me he jubilado y he dicho, esta es la mía, a pintar todo lo que pueda”, nos comentó emocionándose con los ojos vidriosos.

 

Tras escucharle con atención y curiosidad cómo se enganchó a este mundo a pesar de sus parones, quisimos continuar conociendo más acerca de él y nos atrevimos a preguntarle en profundidad sobre sus obras: “Una de las obras que más me gustan es una del puente de piedra de Logroño, que se encuentra en esta exposición. Luego hay otras que se van a exponer en Santo Domingo de la Calzada, que son más grandes, quizá por lo que te cuesta, por lo que das en cada obra”. Así, nos comentaba entre inseguridades que le resultaría muy difícil escoger una obra de toda su carrera.

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Nos confesaba que lo que busca transmitir con sus obras es algo más de lo que el arte es capaz de hacer por sí mismo: “En principio más que transmitir lo que quiero es gozar haciéndolas, gozo dibujándolas. Independientemente del resultado unas me gustarán más y otras me gustarán menos, pero así descubres lo que eres capaz de hacer con un solo tintero”.   A raíz de sus palabras, empezamos a descubrir cómo su pasión es aquello que le lleva a seguir desarrollando este arte, apartando su éxito y centrándose en lo que sus obras dicen y hacen sentir por sí mismas.

 

A esta redacción también le picó la curiosidad por saber qué se siente disfrutando de la pintura y le pedimos que nos diera unos consejos con completa sinceridad: “Si los novatos que se inician tienen menos de cinco años que no lo dejen, y si tienen más de cinco pues que empiecen con ganas. Que hagan todos los garabatos que puedan y que les pidan pinturas a sus padres. Que empiecen pintando con cualquier cosa con la que puedan expresarse, que den a conocer sus ideas. Al final, lo que la pintura intenta es transmitir emociones” . Así que si estáis leyendo esto y creíais que quizás fuera demasiado tarde para introduciros en este arte tan placentero, estáis completamente equivocados y simplemente necesitáis sacar esa pasión que os mueve por dentro.

Aprovechando toda la información que íbamos recaudando queríamos saber una cifra redondeada sobre todo el tiempo que le ha llegado a llevar una sola obra. Y a pesar de que suponíamos un gran esfuerzo nos sorprendimos al escucharle afirmar-:“Unas 60 horas. Naturalmente, no seguidas. Si fueran óleos y grandes, aún emplearía más tiempo, pero el óleo lo trabajo muy poco, pues hay que esperar días en que se seque para poder continuar con otras partes de la obra”.

 

Dejando a un lado su pasión, Alejandro Espiga nos contagió su gratitud y interés por colaborar con buenas causas: “Más bien lo que hago no es tanto donar el beneficio de las obras, sino las mismas obras, ya sea a cualquiera de las asociaciones con las que trabajo. Es igual de disfrute para mí hacer la obra que hacer la entrega, de hecho disfruto más cuando hago la entrega. Yo me despido de las obras en el momento en el que las he dibujado, les saco una foto y ya pienso en la siguiente. De lo que no me olvido es lo que con esa obra el que se la lleve puede hacer, eso es lo que me llena. Con la pintura gozo, pero lo otro me llena”.

 

Así fue como terminamos la visita, agradeciéndole el tiempo que nos dedicó y cómo fue capaz de demostrarnos cuál es la intención que tiene al tratar de transmitir lo que siente a través del arte: un artista con un gran corazón. Le deseamos todo lo mejor.

Alerta Rioja

Curso: 4º ESO

Tutor: Anabel Marín

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