"Ser director no va siendo tan difícil como en un principio me imaginé"
Francisco Javier Calleja, después de veinte años como profesor de Lengua castellana y Literatura en diferentes institutos de La Rioja, se ha convertido en el Director del IES Tomás y Valiente de Fuenmayor. Hay mucho desconocimiento sobre la tarea de un Director. En muchas ocasiones solo se piensa en él como alguien que expulsa y castiga a los alumnos “malos”. Sin embargo, en cualquier trabajo de los dirigentes depende la buena o pésima marcha de todo. Por eso queremos acercarnos a esta persona y constatar si se debe desterrar de una vez por todas el estereotipo de director antes citado.
Automas 3. ¿ Qué tal llevas la dirección del centro?
Francisco. Ser director no va siendo tan difícil como en un principio me imaginé. Lo único a lo que hay que estar dispuesto es a “dar tiempo”. Gran parte de la mañana se va en escuchar; ir y venir de un sitio a otro; apagar fuegos;…
A3. – ¿ Qué tal te llevas con tus compañeros de trabajo?
F. Bien (de momento, toco madera). El claustro de este centro es un claustro fácil. Los profesores hace su trabajo generosamente y, además, siempre están dispuestos a llevar adelante lo que se les propone.
A3. – ¿ Por qué has aceptado la propuesta de ser el director?
F. No tuve elección; yo no lo elegía, me nombró la Administración. No sé si lo sabéis, pero cuando en un IES no se presenta ninguna candidatura para la Dirección, la Consejería de Educación en este caso nombra un director. La persona elegida no puede negarse a ocupar el puesto, ya que esa es una de las obligaciones del funcionario. Lo que sí hace es nombrar, si encuentra, al resto del Equipo Directivo: Jefes de Estudio y Secretario. Tened presente que un Director sin un buen equipo que lo respalde no es nadie.
A3. – ¿Qué hace un Secretario?
F. No es el encargado de escribir a máquina, como el nombre podría hacernos pensar. Es el que administra el dinero, el que supervisa y organiza el trabajo del personal no docente (conserjes, administrativos, personal de limpieza).
A3.- También eres profesor de los alumnos de Taller de Legua, ¿ te llevas bien con tus alumnos?
F. En general se puede decir que me llevo bien con ellos. Es una asignatura que no tiene un programa tan cerrado como otras de las llamadas importantes y eso nos permite trabajar de un modo más libre. Por ejemplo, ahora estamos haciendo el Reportero Escolar. Si en lugar de Taller, fuera Lengua castellana y Literatura de 2º ESO probablemente nos entrarían las prisas y el miedo a que se viera esta actividad como una “pérdida” de tiempo.
A3.- ¿ Por qué te has decantado por apuntaros a un concurso periodístico?
F. Porque este concurso nos permite trabajar en diversos aspectos a la vez. Obliga a los alumnos a trabajar en equipo, cosa a la que están poco acostumbrados, ya que en general el sistema educativo español es bastante tradicional: un pupitre, un alumno y, a poder ser silencio, mucho silencio. Además, el trabajo les hace a los alumnos tomar conciencia de lo complejo que es confeccionar un periódico.
A3. – ¿ Cómo disfrutas más, siendo director o profesor?
F. Son labores diferentes.Ser profesor tiene el atractivo de que estás en constante contacto con tus alumnos en un plano mucho más cercano que cuando se es director. Cuando uno se sienta en el despacho de director, le guste o no, se halla colocado a una distancia sideral de quien está al otro lado de la mesa. Además, en el profesor –al menos, los buenos alumnos– ven un maestro; en el director solamente a la autoridad.
A3. – ¿ Te gusta más trabajar con los alumnos de 2º de la ESO o con los de bachillerato?
F. Mentiría si dijera que prefiero trabajar con los de 2º ESO; espero que no os resulte ofensivo. Siempre me he entendido mejor con los alumnos mayores (además, se portan mejor). Mi manera de trabajar en clase es más viable si delante hay un grupo de alumnos un poco más adultos. Me gusta que los alumnos opinen, participen e, incluso, provoquen; y todo esto lo hacen mejor los de Bachillerato. De todos modos, no estoy muy incómodos con alumnos de menos edad; es bonito ver cómo maduran las personas; nada más asombroso que asistir –y, quizás, contribuir– a que un niño se asome con libertad y curiosidad a los abismos de la vida adulta. Sé que más de uno juzgará todo esto pretencioso, pero es como yo lo vivo.
A3. – Una última cuestión. ¿Qué echas de menos en el despacho?
F. Un poco de música.
A3. – ¿Qué escucharías?
F. Rock clásico. A vuestro juicio “viejuno”: Pink Floid
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