Apasionados por los toros
El día 19 de Febrero los alumnos de 4º de diversificación hicimos una excursión a la Finca de Toropasión. Los catorce alumnos y la profesora que nos acompañaba, Adela Navajas, hicimos el corto trayecto que separa el instituto del lugar donde se ubica Toropasión y a las doce y media nos encontrábamos ya dispuestos a escuchar las explicaciones de Miguel Ángel Pérez, uno de los dueños del negocio y amante de los toros.
Lo primero que nos sorprendió fue ver que los primeros toros que vimos estaban en el mismo recinto, conviviendo, con cerdos y hasta un burro. Siempre habíamos pensado que los toros eran animales salvajes y que sería imposible que conviviesen, sin herirlos, con otros animales. Sin embargo, el mayoral nos explicó que tenían esos animales juntos para que la gente que visita la finca viera que los toros, en su hábitat natural, son pacíficos y no atacan ni embisten.
Antes de montar en el camión que nos llevaría a dar una vuelta por la finca y ver todos los animales que allí tienen, nos dirigimos a las cuadras y seguidamente subimos a los chiqueros, donde el mayoral nos estuvo contando la labor que tienen los mansos a la hora de seleccionar a unos u otros toros para separarlos del resto. “Los toros y las vacas no pueden estar muchas horas en suelos de cemento porque en las pezuñas se les producen como callos”, nos contó Miguel Ángel al hablar del tiempo que pasaban los animales en los chiqueros.
Después vino la parte que todos estábamos esperando, el momento de subirnos al camión y ver más de cerca a estos animales tan imponentes. El camión estaba totalmente habilitado para poder hacer cómodos la visita, con asientos de madera. Además, los días anteriores estuvo lloviendo y el terreno hubiera estado impracticable para hacerla a pie.
Durante todo el recorrido, el mayoral no dejó de explicarnos todo acerca de la vida de los toros y de su cuidado. Por ejemplo, el motivo por el que los toros estaban separados por un doble vallado y que la distancia mínima entre estas dos vallas es de metro y medio, porque muchas veces se pelean y podría darse el caso de que se pusiesen a pelear a través de la valla y llegasen a romperla. También nos explicó los diferentes tipos de toros según el color de su pelaje. Los toros con pelo blanquecino se llaman jaboneros, o los de pelaje marrón, colorados, mientras que a los de color de la paja se les dice bayos, y cárdenos a los que tienen el pelo de dos tonos. También vimos que a los toros se les enfundan los pitones para que no se los dañen con el suelo.
A los toros, dependiendo de la edad que tienen, se les llama de un modo u otro. Cuando tienen un año son añojos, cuando tiene dos son erales, cuando tiene tres se dice que son utreros, cuando tienen cuatro cuatreños, con cinco son cinqueños y a partir de los cinco años son ya toros.
A los que más se dedica esta ganadería es a hacer festejos taurinos como campeonatos de recortadores, toros embolados o encierros. El mayoral nos contó que un toro, después de haberlo llevado a un concurso de recortadores o haberlo llevado a una corrida de toros y haberlo indultado, ese animal ya no se puede volver a recortar ni a torear, ya que habrá aprendido y no es bueno porque ya saben por dónde le van a hacer el quiebro o torear. Así que lo que será útil de ese toro será su carne, que según nos dijo Miguel Ángel, es tierna y deliciosa, sobre todo si proviene de toros criados con una alimentación sana y viven al aire libre, como hacen los animales en Toropasión.
Como cosa curiosa, pudimos observar que los toros, al mediodía, todavía no habían probado la comida, y es que les habían introducido un nuevo ingrediente, la naranja. En un primer momento los toros estaban rechazando este nuevo sabor, pero no tendrían más remedio que comerlo cuando fuesen teniendo cada vez más hambre y viesen que no había más comida que esa.
Pero no solo pudimos ver toros en la finca. Allí tienen otras especies que nos dejaron boquiabiertos. Por ejemplo, pudimos ver muy de cerca a los bisontes que allí merodeaban junto a los búfalos, y observamos lo dóciles que eran cuando uno de los trabajadores estuvo cerca de ellos. También vimos un toro africano y otra especie de toro proveniente de Irlanda y llamado highland, lleno de pelo ya que en el lugar del que provienen lo necesitan para resguardarse del frío.
Una de las cosas que nos encantó fue ver, en el recinto donde se encontraban las vacas, a dos crías que acababan de nacer, pequeñas e indefensas. Una de ellas no llegaba a tener ni doce horas de vida y ya tenía su identificación en las orejas, llamada yerra.
La visita, en total, duró una hora y media. Hora y media en la que lo pasamos bien, nos reímos, aprendimos mucho sobre los toros, disfrutamos de la naturaleza y gozamos de una maravilloso y soleado día. La visita mereció mucho la pena, observar a estos animales que tanto nos imponen en su hábitat natural. Muchos de nosotros, incluida la profesora, pensábamos que íbamos a pasar miedo estando tan cerca de los toros, y sin embargo lo único que nos transmitieron estos animales fueron paz y tranquilidad. Como dijo uno de nuestros compañeros en un momento de la excursión, “a la cama no te irás sin saber una cosa más”. Y nosotros volvimos al instituto contentos y no sabiendo una cosa, sino muchas más acerca de los toros y su forma de vida.
Aquí tenéis el vídeo de nuestro día por Toropasión:
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