Brindamos por la vida con Álvaro Palacios
Ayer, 19 de marzo, tuvimos una mañana muy especial. A las once teníamos concertada una cita con Álvaro Palacios, bodeguero alfareño que acaba de recibir el premio “”Hombre del Año 2015″ por la revista británica “Decanter”. Y desde luego, todas las expectativas que teníamos con esta entrevista se cumplieron con creces. Álvaro no solo contestó a nuestras preguntas amablemente, sino que antes nos hizo una visita guiada por toda la bodega, nos explicó cómo elabora sus vinos, nos contó cómo es todo el proceso desde que se planta la viña hasta que esa uva se convierte en sus vinos, se etiquetan y se venden. Fue una pena no tener tiempo para haber ido a visitar sus viñas, ya que nos dijo que él siempre empieza así sus visitas y cree que es lo más bonito del proceso de la elaboración del vino. Pero otra vez que vayamos con más tiempo, lo haremos, seguro.
Un hombre que vive su oficio con pasión y que se define también como un romántico de la vida, nos habló después de lo que supone haber recibido este premio tan importante, e incluso, al final de la entrevista, pudimos brindar por la vida con él.
Pregunta- Brevemente, ¿cuál ha sido tu trayectoria hasta llegar aquí?
Respuesta- Yo soy el séptimo de nueve hermanos y fui el último que nací en la casa de la bodega, ya que mis dos hermanos menores nacieron en el hospital. Así que se puede decir que nací en la bodega, toda mi vida he estado en este mundo del vino. Yo soy un romántico y un apasionado de la vida, y por eso si no hubiera pertenecido a esta familia, quizá hubiera sido torero, o hubiera tenido alguna afición de riesgo. Pero me dedico al vino, y lo hago también con pasión. El vino está lleno de cultura y misterio y es un mundo apasionante y bonito, en el que estás en constante contacto con la naturaleza. Y los elementos de la naturaleza te enseñan los principios de la vida, te hacen ser humilde. ¡ Y aquí estoy!
(P)- Has sido elegido “Hombre del Año 2015″ por la revista británica “Decanter”. ¿Por qué a ti?
(R) En realidad yo creo que se lo han dado a España más que a mí, porque es un país que acaba de despertar de mucho aislamiento, sobre todo en el aspecto agrario. Somos un país fundamentalmente agrícola y hemos dado la espalda durante mucho tiempo a esta característica tan esencial en nosotros. Hubo mucho tiempo de oscuridad, falta de promoción… y yo simplemente he sido el eslabón en este premio. España se lo merecía y me lo han dado a mí por ello. Es verdad que mi vino no será muy malo, claro, pero no hay mucho más detrás.
(P) ¿Qué beneficios te va a traer el haber sido galardonado?
(R) Como todavía no me lo creo, pues no lo sé… (Pregunta a Isabel, su mano derecha en la bodega, y ella responde por él). En esta última feria a la que hemos ido, la gente venía con más alegría, por supuesto. Con este premio yo creo que se va a consolidar la imagen de sus vinos, la concepción que el cliente tiene sobre nuestro producto. Es una herramienta de marketing muy importante para la gente que no conocía tus vinos antes. (Continúa Álvaro) Y esta imagen se dispersará por el resto de los países. Es un premio importante, ¡debe der ser “la pera”! (risas) Pero te obliga a seguir mejorando, ahora no puedo defraudar. Lo más bonito que dijeron de mí al darme este premio fue “su pasión y dinamismo han sido una influencia para todos”. Y después de estas palabras, siento mucha responsabilidad.
(P) El ser enólogo te viene de familia. ¿En algún momento de tu vida te planteaste hacer otra cosa que no fuera vino?
Como ya os he dicho, soy un apasionado de la vida, así que quise ser de todo: torero, campeón de motocross, cantante… (risas). Creo que sea lo sea que hagas, siempre hay que hacerlo con pasión.
(P) ¿Qué es lo más gratificante de tu profesión? ¿Y lo peor?
(R) Lo mejor es el contacto con la naturaleza, indudablemente. Cuando plantas una viña, el ir a ver cómo evoluciona la uva, la luz, la brisa… Además trabajamos en ecológico, dejando que toda la naturaleza actúe como debe. Y cada vez me gusta más y más y disfruto en ella.
La parte más rara es la de los números, porque como te descuides se te va todo. Para tener un negocio hay que ser empresario, y yo no lo soy. Yo me considero más un artesano soñador.
(P) ¿No crees que se debería potenciar el conocimiento del vino en La Rioja?
(R) Sí, se debería potenciar más, mucho más. En España y en La Rioja se le da la espalda a la agricultura y sin embargo, junto con Francia e Italia, somos el mayor productor de vino del mundo. Y no conocemos nada acerca de esta cultura. La gente de La Rioja no sabe que, por ejemplo, a finales del siglo XIX hubo una plaga de filoxera en nuestro país y nuestra comunidad. La filoxera es un insecto, una mosca que van por el suelo y se come la raíz de la vid. Y muchas familias estuvieron más de quince años sin poder producir y pasando penurias. O tampoco nos llega la idea de que beber vino de manera moderada es saludable, no nocivo, y menos mal que cada vez más médicos ven cosas beneficiosas en él. Es algo que está en nuestra cultura, es una fuente de inspiración… ¡habría miles de cosas para explicar acerca del vino!
(P) ¿Dónde está el secreto del triunfo, en general, y de tu triunfo en particular?
(R) Yo creo que la clave del triunfo está en dos cosas: en la pasión y en la fe. La pasión es fuerza que te hace seguir adelante y luchar por lo que quieres. Y como siempre se dice, la fe mueve todas las montañas del mundo, lo mueve todo en la vida; tienes que tener fe en ti y en tu objetivo. Cuando tenía 25 años me marché de aquí, de mi casa y la bodega, a investigar otras cosas, a poner viñas en otros lugares y empecé de cero, sin un duro, y fui haciéndome a mí mismo. A eso me refiero con pasión y fe.
(P) ¿Existe la rutina en la vida de Álvaro Palacios?
(R) (Se ríe con resignación) Empiezo a buscar un poco de rutina. Llevo treinta años sin rutina. ¡Solo la tuve en la mili! Y allí pensaba: “¡Qué tranquilidad!” Porque trabajando para mi padre en la bodega, también iba de un lado para otro y con esa presión de la empresa familiar, no la tenía tampoco. Y ahora que sigo sin rutina, la echo mucho en falta. Tengo un corral con ovejas en la montaña, cerca de aquí, pero no hay manera de estar más de doce horas seguidas allí, siempre me surgen cosas que hacer.
(P) Cuéntanos cuáles son tus otras pasiones.
(R) El mundo del toro, por supuesto. La música también, sobre todo compartida con amigos. Y el desierto y el mar, me gusta bucear. En los únicos lugares donde realmente he llegado a desconectar de todo ha sido en el mar, buceando, y en el desierto.
(P) ¿Qué consejo nos darías a nosotros en la vida?
(R) (Se pone más serio y nos mira) ¡Esto es muy difícil! Vaya responsabilidad… Creo que os podría decir que en la vida nadie es perfecto, y hay que ser siempre transparente y generoso. Sed siempre transparentes. Y sed generosos, porque aunque parezca que no, la vida, de una forma y otra, te devuelve con creces lo que das. Y en el mundo de los negocios, más todavía. Y también os aconsejo que os dejéis llevar por la pasión. Hasta en el trabajo hay que vivir apasionadamente. Nos pasamos trabajando el 80% de nuestras vidas, así que vamos a intentar pasarlo lo mejor posible juntos. Esto es lo que les digo yo a mis trabajadores de la bodega. Da igual qué pasión tengáis, pero desarrolladla, vivid la vida intensamente, porque eso será también un motor para el éxito en la vida.
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