Experiencia inolvidable de la mano de la ONG Entreculturas

Viernes, 16 marzo 2018

Publicado en: Reportero Social


Entrevistamos a Mónica Mendiola, quien junto a los profesores de nuestro colegio Rubén, Alfonso e Isis, viajaron el verano pasado a Ocongate, un pueblo de Perú, donde la ONG Entreculturas desarrolla su labor.

 

 

  • ¿Qué labor desarrolla la ONG Entreculturas?

Entreculturas es una ONG de los jesuitas, de la compañía de Jesús, y lo que organiza es una transformación social por medio de la educación. Por eso, en el caso de Perú, al igual que en muchos países de América latina y en algunos de África, han hecho una red de escuelas. Estas escuelas son los colegios de fe y alegría que están ubicados en zonas que tienen un desarrollo económico muy bajo y en lugares a los que los niños no podrían asistir, no podrían tener una educación a no ser por la labor que están haciendo los jesuitas y esta ONG.

 

  • ¿Qué diferencias ves entre lo que hacéis allí y vuestra tarea en el colegio de Logroño?

Bueno, la tarea que hicimos allí es muy diferente de lo que hacemos aquí en nuestro día a día porque aquí somos tutores, estamos trabajando con los niños dándoles clases de matemáticas, de lengua, razonamiento, educación física… Pero allí nosotros no dimos clase como profesores. Bueno, en un principio, nosotros íbamos allí para conocer la situación educativa, para ir a las escuelas de fe y alegría, conocer la metodología que utilizaban los profesores, cómo se reunían con los padres, qué talleres hacían con ellos… Pero no pudimos hacer nada de esto porque había una huelga de educación entonces  no había profesores en las escuelas. Así es que nos llamaron de un pueblecito que está perdido en los Andes y nos dijeron: “Necesitamos a gente porque hay unos cuantos chicos adolescentes que están sin profesores. Unos están en un internado, otros en un orfanato y no hay profesores. Así es que están solos.” Pues nada, cogimos todos y nos fuimos para allí.  Y nosotros allí lo que hacíamos era trabajo de apoyo educativo por las mañanas, si tenían alguna dificultad en matemáticas, en lengua, física y química a veces… Y luego, por las tardes, hacíamos talleres. Yo, por ejemplo, hacía talleres de arte con ellos y talleres con mi compañero Alfonso de expresión corporal. Isis hacía talleres de educación física Rubén hacía de música. Entonces, nuestra labor allí consistía más en un trabajo de talleres y de apoyo un trabajo lúdico con ellos, y aquí es más académico. Así que es muy diferente.

 

  • ¿Cómo viven los niños de Perú comparados con nosotros?

Bueno, pues las diferencias son extremas. Lo primero, yo te voy a hablar de los niños con los que estuvimos conviviendo, que son niños que viven en los Andes. Viven a 4000 metros de altura y su situación es muy diferente a los niños que viven en Perú en la selva o en Perú en la costa. Es un país de contrastes muy grandes. Los niños de Ocongate, que es el pueblo donde estuvimos, viven en situaciones muy desfavorables. Los del hogar no tienen familia y los del internado viven muy lejos de sus familias, de sus hogares. Viven en pequeñas aldeas, se llaman comunidades allí, entonces tienen que desplazarse a muchísimos kilómetros para ir a Ocongate. Por eso están en un internado. El agua allí es muy escasa, no tienen más que 2 horas de agua al día y no es precisamente caliente: allí hace un frío terrible y se duchan con agua fría. Tienen que saber a qué horas hay exactamente agua para poder ducharse y si no, pues nada, sin ducha. También el tema de la luz: la luz allí está desde hace pocos años y muchas veces se va. A las 6 de la tarde allí ya es de noche y, si se va la luz, se va hasta el día siguiente por la mañana. Entonces no pueden hacer nada: dormir, estar con velas o charlar. No pueden hacer nada más. Luego está la situación de las niñas, de las mujeres. Allí no pueden estudiar las niñas. Se les favorece mucho más a los hombres, a los chicos que a las chicas. Las chicas, cuándo van a la universidad, van únicamente a estudiar ADE (administración) o Derecho. Esas son las carreras de las mujeres, por así decirlo. Los hombres pueden estudiar lo que quieran, si tienen dinero, claro, pero las mujeres no. Las mujeres están para tener hijos, para cuidar a la familia y para atender al marido. Entonces es una situación muy complicada.

 

  • ¿Qué recuerdo te llevas de esta experiencia?

Bueno pues me quedo sobre todo con las personas a las que conocí. Con los niños vivimos experiencias alucinantes, tanto buenas cómo malas: entonces aprendimos muchísimo de ellas. Y me quedo sobre todo con las personas: las personas que están trabajando con los niños porque ellos se ofrecen un amor desinteresado, una ayuda desinteresada completamente. Por ejemplo está el Padre Antonio, que es un jesuita que con 23 años se fue a vivir allí y ha hecho muchísimo por el pueblo. Luego me quedo con unos voluntarios que estaban allí, son catalanes, y están en un VOLPA, que es un voluntariado de larga duración y, los años que han estado allí, se han desvivido por los niños. Entonces te quedas con pequeños detalles, pequeños gestos de personas anónimas que dan su vida o dan parte de su tiempo por los demás. Y eso es muy bonito.

 

  • ¿Tenéis previsto colaborar o seguir colaborando con esta ONG o con este proyecto de Perú?

Seguimos colaborando con el proyecto en el que estuvimos porque desde el colegio estamos haciendo pequeñas acciones. Cuando llegamos, primero organizamos una pequeña sensibilización hacia el resto de los profesores: les comentamos lo que estuvimos haciendo allí, lo que vimos y les animamos a hacer una experiencia de este tipo. Luego, en clase, con los alumnos, la verdad que les hemos contado mucho de lo que hemos visto, cómo viven los niños allí… sobre todo sensibilizar. También hemos hecho la cesta de Navidad y el dinero recaudado ha ido al comedor de Ocongate. Hemos conseguido mucho dinero así que muchas gracias por colaborar. Y, sobre todo, haremos estas pequeñas acciones pero que a ellos les vale mucho. Y no nos olvidamos de ellos en ningún momento. Yo, personalmente, sí que voy a seguir haciendo proyectos de este tipo, pero ahora hablo a nivel personal.

 

  • ¿Animarías a otros compañeros a vivir esta experiencia?

Totalmente, porque, como profesora, te das cuenta de las posibilidades que hay en lugares favorecidos y en lugares mucho menos favorecidos. Aquí tenemos muchos recursos, pero allí tienen ilusión, tienen ganas por aprender. Te das cuenta también que las dificultades que tienen los niños, los deseos que tienen, son similares tanto en la parte del primer mundo como en el tercer mundo. Es una experiencia la verdad que inolvidable. Te das cuenta de muchísimas cosas: te hace pensar lo afortunado que eres y te hace ser mucho más agradecido y pensar más en los demás, sobre todo. Y eso, siendo profesor, es muy importante: la empatía.

 

  • ¿Cómo definirías en una palabra o dos tu estancia allí?

Lo resumiría en dos palabras: compartir y aprender. Compartir porque compartes tu tiempo, tus ganas y tu ilusión con otros profesores de toda España y también con profesores de Perú. Entonces ves que todos tenemos una misma ilusión, compartimos experiencias, compartimos vivencias, cada uno de su lugar de trabajo, y compartimos muchas emociones. Y, luego, aprender porque yo siempre digo que viajar es aprender. Cuando viajas de turismo aprendes muchísimo del lugar que visitas. Pero si encima viajas a un lugar al que tú vas a ayudar, al que vas a observar cómo viven, aprendes muchísimo más. Eres una esponja y todo lo que ves lo traes contigo, lo traes en tu mochila y lo vives aquí de una manera muy especial.

J.Times Ñoticias

Curso: 1º ESO

Tutor: Álvaro Bañares

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