MARTA, LA PRIMERA ALUMNA DEL COLEGIO, ¡UFF!

FUE UNA DE LAS CUATRO PRIMERAS CHICAS QUE FORMÓ PARTE DE LA PRIMERA PROMOCIÓN DE ALUMNAS QUE SE INICIÓ EN ESCOLAPIOS DE LOGROÑO EN B.U.P. EN EL CURSO 90-91. AHORA HA MATRICULADO A SUS HIJOS EN EL COLEGIO

 

 

1. ¿Qué recuerdos te vienen a la memoria de cuando entraste por primera vez en el colegio?

El primer recuerdo que tengo es del salón de actos, de estar con todos los chicos que entraban a hacer B.U.P. también ese año. Eran unos ochenta chicos y solo cuatro chicas, de las cuales yo conocía a una de ellas porque era mi amiga. Nos dio mucha impresión a todas; nos pusimos atrás y sentimos un poco de vergüenza, sobre todo con esa edad, pues era un reto el enfrentarte a un colegio en el que todos eran chicos. Luego, cuando nos dio la bienvenida el director y dijo “Bienvenidas a todas las chicas”, eso ya sí que fue vergüenza total.

 

2. Al ser las “primeras chicas” del colegio, ¿notabais un trato diferente por parte de los profesores con respecto a los chicos?

Sí, sí. Se notaba, pero para bien, porque nos arropaban mucho. Estaban muy pendientes de nosotras, porque para los profesores también era algo nuevo el tener chicas en ese ciclo y sobretodo en esa edad nos daba mucha vergüenza. Yo creo que sí que hubo un poquito de diferencia positiva a nivel personal, pero a nivel educativo para nada.

Además coincidió que la profesora Mª José entró el mismo año que nosotras, y entre ser chicas y que ella también empezó nueva, también hubo muy buena relación. Con ella y con Ernesto hubo muy buena relación a nivel personal esos tres años. Esa relación la hemos seguido manteniendo. La verdad es que fue una experiencia súper chula.

 

3. ¿Cómo os divertíais en el patio siendo tan pocas chicas y estando rodeadas de muchos chicos?

Yo ahí no notaba diferencia porque enseguida nos hicimos amigas de los chicos y la verdad es que yo tuve amigos como hubiera podido tener amigas. Sí que es cierto que las cuatro hacíamos mucha piña. Hablábamos de todo y al final  acabamos siendo amigas de chicos que eran uno o dos años más mayores, dentro del mismo grupo de B.U.P. A nivel de amistad yo no noté diferencia, veía normal el estar todos mezclados, el tener amigos que fueran chicos.

Para los chicos fue un escándalo [ríe] que tuvieran chicas por compañeras por primera vez, pero luego se normalizó y todo fue muy bien. Recuerdo que mi hermano pequeño le decía a mi madre que me llamaban todo el rato chicos, ya que el no entendía que la mayoría de mis compañeros eran chicos.

El contraste fue muy chocante, pero aún me sigo encontrando con antiguos compañeros y sigue habiendo esa buena relación que mantuvimos.

 

4. Escolapios, hasta ese curso, había sido un centro solo para chicos. ¿Sabes el motivo por el que tus padres se inclinaron a traerte a este colegio y no a otro en el que hubiera más tradición de colegio mixto?

Yo venía de un colegio público y tenía que hacer el cambio a instituto. En ese momento fue más un tema de cercanía, de que una amiga del grupo de nuestros padres también venía aquí y también influyó un poco el tema de la educación religiosa.

 

5. Han transcurrido muchos años desde que dejaste el colegio. ¿Has continuado manteniendo contacto con algunos de tus compañeros o amigos escolares?

Sí. Cuando me encuentro con las chicas hay más emoción, pero con alguno de los compañeros también mantengo algo de relación. Siempre hay una época en la que te distancias porque te vas a estudiar fuera, pero este verano me he encontrado con uno de ellos que hacía muchos años que no lo veía y estuvimos hablando y recordando…

Hay gente que la has visto más o menos porque ha cambiado de ciudad, pero lo que Escolapios inculca es un ambiente muy familiar aunque luego te lleves mejor con unos o con otros. Luego te ves después de veinte años y parece que no haya pasado el tiempo.

 

6. ¿Nos puedes contar alguna anécdota o experiencia fuerte y profunda que recuerdes de tu paso por el colegio?

Yo lo que recuerdo, y supongo que os pasará también a vosotros, es cuando preparamos las fiestas del colegio en tercero de B.U.P. El estar en la galería de los pequeños organizando y el ser la reina y las damas de las fiestas fue muy impresionante. Nos teníamos que vestir con traje regional. Si de por sí éramos un poco miradas porque éramos las primeras chicas, ese año todavía fue más.

También en todas las fiestas nos juntábamos en el baño del patio y con unas bengalas cantábamos la canción de San José de Calasanz y lo hacíamos como tradición; fue una forma de unirnos las chicas.

 

7. ¿Cómo crees que te ha influido en tu forma de ser, pensar o actuar el paso por el colegio Escuelas Pías?

A mí creo que me ha influido para bien, porque el colegio inculca muy bien el tema de valores, que eso al final se queda en todos los que pasamos por aquí.

El convivir con muchos chicos me ha hecho ver que puedes tener un amigo exactamente como una amiga, es algo con lo que me he quedado.

Siempre nos habían metido a todas en una clase, pero en tercero de B.U.P., como los chicos de B se quejaban porque no tenían chicas, nos separaron. Yo estuve en la otra clase sola durante mucho tiempo, porque la otra chica con la que me había tocado compartir clase estuvo enferma. En verdad hubo momentos en lo  que lo pasé mal porque con quien me había relacionado era con los chicos de la clase de A.

 

8. ¿Cuál es tu mejor recuerdo del colegio y que te gustaría que vivieran tus hijos?

Yo he vuelto ahora después de muchos años y me he sentido como en casa. Me gustaba pasearme por los pasillos, recordar, como cuando vuelves en verano a la casa del pueblo después de haber estado todo el invierno sin ir.

Me gustaría que mis hijos vivieran Escolapios igual que yo, que el colegio fuera su casa. Además deseo que vivan la educación en valores que oferta el cole.

 

9. Cuando terminó tu etapa escolar, ¿cómo continuó tu vida? ¿En qué has ocupado tu tiempo durante estos años: estudios, trabajo, familia…? Cuéntanos.

Cuando salí de aquí, hice C.O.U. en Sagasta, en vez de en C.O.U. Valvanera, que es lo que hicieron muchos de mis compañeros. Pero decidí ir allí por tema de cercanía y de amistad.

De ahí luego estudié en la Universidad de La Rioja, Ingeniería Técnica Agrícola, un poco de rebote, porque lo que yo quería era hacer arquitectura, me gustaba sobre todo el tema del dibujo.

Luego me casé con un chico que es de fuera, que convencí para que se viniera a vivir aquí. Hemos tenido tres niños, dos ya están en el cole y el tercero entrará el año que viene.

 

10. Desde que tú fuiste alumna, han transcurrido muchos años y te has hecho “mayor”. Ahora vuelves al colegio llevando de la mano a tus hijos, supongo que con la intención de que vivan algo parecido a lo que viviste tú. ¿Qué cambios has apreciado en el centro?

Pues muy pocos, tanto para bien como para mal. Sigue habiendo profesores que tuve yo, aunque han evolucionado, como Ernesto que ahora es director, o Jorcano que está jubilado.

Pero el colegio no ha cambiado mucho. Puedes criticar a nivel físico, pero también tiene su encanto para los que hemos estado antes. Hay mucha gente que viene nueva y lo que quiere es que esté todo perfecto pero, para los que hemos pasado, tiene su magia. Por ejemplo, el tobogán de la galería era una reliquia y a lo mejor lo tendrían que haber guardado.

 

11. Habiendo sido alumna del colegio, has decidido traer a tus hijos al colegio. ¿Cuáles han sido las razones? ¿Qué valoras del colegio para ti y para tus hijos: cercanía, un estilo de educar que te convenció en tu etapa escolar, un lugar evocador de experiencias personales gratificantes, un “lo hago porque no se me ocurre otro lugar”?

A nivel de gestión ha sido por cercanía, un colegio que estuviera por la zona. Pero en cuanto me puse a buscar, recurrí aquí ya que había sido una buena experiencia para mí. A ti te va a pasar lo mismo, empezaste a estudiar aquí, pasarás toda tu vida escolar y después te irás fuera a hacer bachillerato. Todo es importante, todo marca. Yo viví mi etapa y me gustó. Quizás otros tengan una opinión diferente.

 

María Pascual