ASPACE
Miércoles, 29 marzo 2017
Publicado en: Investigación
Hoy visitamos el Centro de Atención Integral de Aspace-Rioja, situado en Avenida Lobete 13-15. Es un centro de servicios sociales especializado en la atención a las personas con parálisis cerebral y afines que, a través de un servicio diurno y polivalente, trata de hacer realidad la misión que Aspace- Rioja establece: la mejora de la calidad de vida de un colectivo.
A continuación, pasamos a entrevistar a Toya Bernaldez García, responsable de los centros de adultos y trabajadora de Aspace.
-¿Cuál ha sido su recorrido personal y profesional para interesarse por este oficio?
Desde pequeñita me ha gustado trabajar con personas, por lo que estudié trabajo social y durante muchos años tuve una empresa que se dedicaba a actividades de tiempo libre, a estar con niños, adultos y personas con discapacidad.
Este oficio lo dejé, ya que llevaba un ritmo de trabajo muy frenético y me salió un puesto de trabajo en Aspace en el que llevo ya nueve años.
-¿A cuántos usuarios cuidáis?
En el centro de día ahora mismo hay 38 personas y en el centro ocupacional hay 23.
Realmente, no los cuidamos sino que les atendemos a cada uno en sus necesidades.
-¿Cómo os organizáis con los usuarios?
El Centro de día está dividido en tres salas; en cada una de ellas hay unos 12 o 13 usuarios y unos 4 monitores a cargo de ellos por sala.
Por cada tres personas atendidas corresponde un responsable.
En cambio, en el centro ocupacional cada seis personas se ocupa un responsable, ya que son personas mucho más autónomas.
-¿Qué actividades realizáis?
Tenemos un montón de ellas.
En el Centro de día hay un taller lleno de manualidades para aquellas personas que pueden pintar y hacer trabajos con papel maché.
Pero también hay otras personas que no pueden hacer eso, por lo que tenemos actividades como taller de musicoterapia, de estimulación multisensorial, estimulación a través del movimiento, taller de lectura, de cocina, de teatro…. tratamientos de logopedia y fisioterapia y un sinfín de cosas más.
-Además de este centro, ¿contáis con alguna otra instalación?
Sí. Tenemos una residencia, a la que nosotros llamamos la casa residencia porque para los que viven allí es como su casa. Es pequeña, con capacidad para 18 personas y se encuentra en la calle Portales.
También tenemos un centro especial de empleo que está en el Polígono de Cantabria, para personas que son mucho más autónomas y pueden trabajar.
-¿Cuánto personal trabaja aquí?
En el Centro de Atención Integral trabajan unas 55 personas repartidas en distintas áreas.
En el Centro de Día estamos unos 14.
-Sabemos que todos los años hacéis una marcha con muy buena acogida, ¿cómo os organizáis para tenerlo todo tan bien preparado?
De la organización de la marcha se ocupa otro compañero llamado Roberto. El año pasado se realizó la marcha número treinta y dos con un recorrido de 19 km Logroño-Villamediana-Alberite-Lardero-Logroño, con una dificultad moderada y en la que participaron marchosos de todas las edades.
Ya llevamos muchos años realizándola y contamos con muchos voluntarios que ayudan en las tareas de organización.
-El dinero que se recaudó en la marcha, ¿a qué proyecto se ha destinado?
Se ha repartido la cantidad para los pisos tutelados, para la atención temprana a los niños pequeños que llegan recién diagnosticados de parálisis cerebral y para reformas de la casa residencia.
Cada año se invierte en una cosa diferente.
Agradezco a Toya su amabilidad y dedicación en esta entrevista.
Ahora paso a entrevistar a una persona que ha tenido la experiencia de vivir con un familiar (su hermana) con esta discapacidad. Esta persona es mi madre.
-¿Cuándo supiste que tu hermana estaba enferma?
Yo tenía 8 años cuando nació mi hermana. Como toda niña de esa edad solo pensaba en cuidarla, hacer de mamá y compartir mis juguetes con ella.
Pero pronto (solo habían pasado unos meses desde su nacimiento) supe que iba a ser una hermana especial y que no podría hacer todas las cosas que hacen los niños como andar, hablar, comer sola, ir al colegio…
-¿Cómo afectó la noticia a la familia?
La noticia causó un gran impacto emocional. Tus abuelos no entendían el por qué su hija estaba enferma. Se preguntaban porque les “había tocado a ellos” y “que habían hecho mal”, pero en la vida hay que aprender a afrontar los problemas y estos te hacen madurar.
Pronto empezaron las consultas, pruebas, viajes a otros hospitales en busca de una opinión médica, pero el fatal diagnóstico llegó: tu tía sufría una parálisis cerebral severa y nosotros empezamos a vivir con su enfermedad y a aceptarla.
-¿Qué tenía de especial tu hermana?
Como ya he dicho mi hermana sufría una parálisis cerebral severa, por lo que tenía que ir en una silla de ruedas, no podía andar, no podía hablar…
Tus abuelos, que eran los cuidadores principales, tenían que cubrir todas sus necesidades básicas: higiene, alimentación….
Estaban dedicados a su cuidado las 24 horas al día, los 365 día del año, durante los 30 años que vivió. Creo que este fue el motivo por el que me decidí a ser enfermera. Las enfermeras cuidamos a las personas y yo cuidaba a tu tía y a la vez a tus abuelos.
-¿Cuál es la recompensa de vivir con alguien que padece una enfermedad?
A veces los problemas en una familia pueden unir o desunir a sus miembros. Afortunadamente, a nosotros nos unió más y nos centramos en cuidar y conseguir la mejor calidad de vida para ella.
Esto produce una gran satisfacción al saber que ella era feliz y nos agradecía todo con una gran sonrisa.
-Mi tía murió hace 4 años,¿cómo viviste ese momento?
La muerte sin duda es un momento triste porque nos aleja de nuestro ser querido, pero mi hermana murió rodeada de todos los que la queríamos y eso produce una gran paz interior, saber que hicimos todo lo posible para que esos 30 años fuera la más feliz.
No olvides nunca que en el cielo hay un ángel que nos cuida.
ES TU TÍA
ES MI HERMANA