Memorias de un abuelo
Lunes, 06 marzo 2017
Publicado en: Hablando con
Nos ha tocado vivir una época en la que no nos falta de nada. Si tenemos hambre abrimos el frigorífico, si tenemos frío encendemos la calefacción, que tenemos calor, entonces el aire acondicionado nos refrescará, si tenemos que viajar, con el coche o el avión llegaremos en unas horas…
Hemos tenido una vida muy fácil, pero no siempre ha sido así. Cuando veo por la televisión todas las personas que huyen de sus casas por las guerras o por que se mueren de hambre en su país, me da mucha pena, y me acuerdo de lo que cuenta mi madre de la vida de sus abuelos.
Hoy quiero que ella me cuente algunas cosas de su abuelo, es decir, de mi bisabuelo.
Cuando mi bisabuelo Víctor era pequeño ¿iba a la escuela como nosotros?
Sí, iba al colegio, pero no tenían la tecnología que ahora tenéis. Solo llevaban un lápiz y un cuaderno y tenían que recorrer todos los días varios kilómetros para llegar. Allí les enseñaban a leer y escribir. Eran muy pobres y después del colegio tenían que trabajar en casa ayudando en el campo o con el ganado.
¿Y no estaba prohibido que los niños trabajaran?
En aquellos años era lo habitual. Cuando tu bisabuelo cumplió 11 años, su padre, con todo el dolor del mundo, tuvo que sacarlo de la escuela. El profesor fue a hablar con Cándido, que así se llamaba su padre, y le pidió que por favor lo dejase seguir estudiando, que era el chico más inteligente que había tenido y que si hacía falta le pagarían los estudios para que continuase. Pero mi bisabuelo le contestó que necesitaba que el muchacho trabajase para poder tener otro “jornal” y poder sobrevivir.
¿Y tuvo que trabajar?
Durante unos años estuvo cuidando rebaños en casas cuyos jefes le trataban peor que a un animal. Sufrió mucho pero él decía que tenía que aguantar para que sus padres y hermanos recibieran su paga. Fueron tiempos muy duros para un niño… ¡Imagínate tú, con 13 años, si tuvieras que estar fuera de tu casa varios meses trabajando duramente doce o trece horas sin comer casi nada y durmiendo en las cuadras!.
¿Las cosas mejoraron después?
No, en 1936 se declaró la Guerra Civil y él nos contaba que en los pueblos recogían en camiones a los hombres para luchar, muchos no eran ni de izquierdas ni de derechas, pero tenían que ir al Frente. En la guerra tuvo que ayudar a muchos compañeros, les enseñaba a leer y escribir porque la mayoría eran analfabetos. Él, que era muy religioso, y sobre todo que siempre fue un pacifista, nunca entendió el horror de esos tres años, donde murió mucha gente, ni de la postguerra de hambruna y sufrimiento.
¿Cómo fueron los años siguientes?
Hubo una Dictadura durante 40 años donde no había muchas oportunidades y los derechos y libertades limitadas. Se casó, tuvo dos hijos y con trabajo y mucho esfuerzo logró sacar a su familia adelante.
¿Hablabas mucho con él?
Sí, él me contaba muchas cosas fascinantes, pero lo que más me sorprendía es que cuando era más joven me decía que las mujeres no tenían derechos, se limitaban a ser buenas madres y esposas, que el hombre era el que mandaba y que no podían hacer prácticamente nada sin la autorización del marido. Pero lo más importante que me contó era que la educación salva a los países y que sobre todo estudiase para ser una persona independiente y con cultura.
Toda su vida fue un autodidacta y aunque no pudo ir a la universidad fue la persona más erudita que he conocido.
Mi bisabuelo es uno de los millones de españoles que tuvieron que vivir una época de mucho sufrimiento. Ahora nosotros tenemos la oportunidad de ir a la escuela y aprender. Los niños de ahora nos quejamos mucho del colegio, pero no sabemos la suerte que tenemos de poder ir todos los días, tener cuadernos, libros, tablets … para poder conseguir una educación que nos hará grandes en el futuro.