"Lo que pudo ser y no fue"
Lunes, 20 febrero 2017
Publicado en: Entrevistas
Hoy, entrevistaremos a Santiago Burgos un ex jugador de fútbol que aspiraba a lo más alto hasta que una terrible lesión en su rodilla derecha truncó su carrera.
¿Cómo fueron tus inicios en este bello deporte?
Empecé, como imagino que empiezan todos, jugando en el equipo de clase. Empecé jugando de defensa, no te miento si te digo que era un jugador pésimo. Al poco tiempo dejé ese equipo, ya que tenía un nivel técnico muy inferior al resto, así que me fui al equipo B, donde empecé como delantero y poco a poco fui destacando por mi velocidad y fuerza. Como algo anecdótico, te digo que años más tarde, el equipo A, supuestamente mejor, digo supuestamente porque siempre le ganábamos, me insistió varias veces en volver a ese equipo. Nunca fui a pesar que me cerraba muchas puertas con esa decisión.
¿En qué momento te diste cuenta de que valías para este deporte?
Bueno, si te soy sincero, siempre he sabido que podía llegar a algo en este deporte. Poco a poco, como he dicho antes, fui mejorando de una forma asombrosa, el chico que parecía tener las botas al revés ahora rompe las caderas de cualquier defensa. Me fui haciendo popular por los equipos de la rioja, ya que decidía muchísimos partidos y con detalles técnicos impresionantes. Los equipos de la rioja, se peleaban por mí, recibía infinidad de llamadas diciéndome lo que podía hacer en sus equipos. Llegué a formar parte de la selección riojana, destacando por mi gran facilidad de asistir a pesar de ser delantero. A pesar de todo esto, nunca dejé mi equipo, allí estaban mis amigos y compañeros de vida los cuales hoy por hoy siguen estando a mi lado. Ese equipo valía más que todo lo que me pudieran ofrecer.
Para terminar Santi, ¿Que pasó y por qué lo dejaste?
Dejé de practicar este deporte, este maravilloso deporte, porque tuve una de las peores lesiones que se pueden tener. Lo peor de todo esto es que me la hice jugando con mis amigos un partido, aún recuerdo ese momento. Me rompí el ligamento cruzado anterior y la cabeza de la tibia, una lesión muy dura para una edad tan joven. Esta lesión me hizo estar fuera de los terrenos durante mucho tiempo, dos años entre operaciones y rehabilitación. Una vez recuperado, a pesar de las insistencias de mis compañeros y entrenador, nunca volví a ponerme las botas. Esa lesión me marcó mucho a nivel psicológico y físico. Me prometí no volver a pasar por esa experiencia tan dolorosa, ahora disfruto de este deporte desde de la grada.