"ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE."
Jueves, 09 febrero 2017
Publicado en: Entrevistas
ENTREVISTA A SONIA JIMÉNEZ ULECIA, ENFERMERA ESPECIALISTA EN ENFERMERÍA GERIÁTRICA.
Hola Sonia, ¿Cuál es su labor fundamental?
Mi labor fundamental como enfermera es ayudar al anciano sano o enfermo a conservar o recuperar la salud para que pueda llevar a cabo las tareas que le permitan el mayor grado de independencia posible.
¿Por qué dentro de la medicina en general eligió precisamente esa especialidad, tan cercana a la muerte?
En realidad, no la elegí. Cuando termine la carrera de enfermería fue el primer sitio en el que me llamaron para trabajar y, la verdad, no lo dudé. Después, el contacto diario con los “abuelos” y un buen grupo de enfermeras-amigas, hizo que me gustase mi trabajo y permaneciese durante casi 14 años en una residencia de ancianos.
¿De qué tipo de pacientes se ocupa generalmente?
Normalmente son mayores de 65 años y puede haber desde gente privada con buena situación económica a gente que no tiene ningún tipo de recurso. Las personas que viven en una residencia presentan alguna dependencia, bien sea de tipo físico, social o psicológico.
¿Suelen estar acompañados por familiares, amigos, etc, durante la estancia en la residencia?
En la mayoría de los casos es la familia la que los trae a la residencia y suelen acompañar o visitarle casi a diario. También está el residente que acude a una residencia por no tener familiares o personas que lo cuiden.
¿Se puede hacer lo mismo en casa? ¿por qué?
Claro que sí. Yo soy de la opinión que uno donde mejor está es en su casa, tanto para vivir como para morir. Lo que pasa es que a veces las circunstancias familiares o la propia enfermedad hacen que esto no sea posible y tengan que acudir a una residencia.
¿Comparte su labor con otros especialistas de la salud? ¿Con qué especialidades? ¿A qué se debe esta vinculación?
Si, en una residencia de ancianos trabajamos muchos especialistas de la salud. Se trata de un trabajo dentro de un equipo multidisciplinar, formado por: enfermeras, médicos, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, psicólogo, trabajadora social, auxiliares de enfermería, podólogo,…
Esta vinculación o trabajo en equipo es necesario para poder atender las necesidades del anciano, detectar cualquier problema físico, psicológico, familiar, etc… y poder ponerle remedio.
¿Hay algún registro/proceso obligatorio que tengan que pasar quienes acaban de morir (o sus familiares)? ¿Por qué?
En el momento que alguien fallece, se le hace un electrocardiograma (una tira de ritmo que sale plano), y el médico es el que certifica la muerte y rellena un documento que es un certificado de defunción. Después la funeraria se encarga del resto.
¿Qué es lo más duro de su trabajo? ¿Y qué es lo que más satisfacción le proporciona?
Lo más duro de este trabajo es ver que, en ocasiones, se llega al final dela vida en unas condiciones muy malas, estados vegetativos, en coma, etc, en unas condiciones que piensas “para qué vivir así”. Y, por otro lado, que sabes que por muchos cuidados de enfermería que les des, no esperas una recuperación total, lo que esperas es que en cualquier momento les llegue la muerte. Lo más satisfactorio de mi trabajo es el cariño que les terminas cogiendo, las caricias, una sonrisa, el darles la mano,…, pues son eternamente agradecidos. Para ellos, somos su familia, con los que están a diario, a veces sus personas más cercanas.
¿Hay algo que ha aprendido a lo largo de sus años de ejercicio que no esperaba?
Claro que aprendes, todos los días. Después de tantos años trabajando en una residencia de ancianos valoro la vida de otra manera. Cuando ves a tus padres, abuelos que gozan de buena salud, que están en sus casa rodeados de sus hijos, nietos, bisnietos,… y que tienen una buena calidad de vida pienso “no sabemos la suerte que tenemos”.
A nivel de organización, medios, etc. ¿Qué le parece que está bien en su trabajo y qué mejoraría?
La verdad si te soy sincera hay pocas cosas que están bien y muchas las que mejoraría. A veces, faltan medios, la organización deja mucho que desear, y sobre todo, el personal es totalmente insuficiente. Cuando el personal es tan poco, estamos sometidos a una gran carga de trabajo tanto física como psicológica que repercute en el cuidado del anciano. En la mayoría de los casos son residentes que precisan muchos cuidados y medios.
¿Qué suelen afirmar/hablar/conversar los usuarios sobre la vida?
Suelen hablar de su vida pasada. La mayoría padece demencia, alzhéimer,… y están continuamente hablando de sus vivencias del pasado, de sus recuerdos,… no les preocupa el futuro. Los que están bien sí que te dicen que ya no tienen nada que hacer aquí, como que ya tienen muy asumido que en cualquier momento les puede llegar la muerte.
12. ¿Qué es para usted la muerte?
La muerte es el final de la vida, la última etapa y, quizás la más dolorosa y para la que todos deberíamos estar preparados. Pero es muy difícil.
13. ¿Cree que su modo de concebir la vida está influido por su trabajo? ¿En qué sentido?
Claro que sí influye. Aprendes a valorar más lo que tienes, sobre todo la salud. Veo muchos pacientes en unas circunstancias que te hacen recapacitar y pensar “yo no quiero verme así”. Cuando pierden la memoria, no reconocen a sus familiares, a veces se vuelven agresivos y no podemos con ellos. En fin, he vivido muchas experiencias dolorosas que te hacen valorar la vida día a día. Y disfrutar de lo que tenemos.
14. ¿Se vivencia igual la muerte en otras culturas? ¿En qué sentido?
Hay que tener en cuenta que la celebración de los rituales funerarios está condicionada por el tipo de creencias religiosas y su sentido sobre la muerte. Hay diferentes ritos como velatorios, enterramientos, incineraciones, cremaciones, sacrificios, etc. El ser humano es la única especie en la Tierra que entierra a sus difuntos.
Por ejemplo, los egipcios realizan momificaciones, inhuman los cuerpos, se llenan las tumbas con sus objetos personales, alimentos, etc, para ayudar al alma hacia otra vida. Otros, budistas, hindúes, utilizan la cremación y creen en la reencarnación. Para los hindúes, lo importante es el Alma, el cuerpo no tiene valor. Encierran los cadáveres y esparcen las cenizas en las aguas del río sagrado.
En fin, dependiendo de la religión, creencia, etc se vive la muerte de una manera u otra.
15. ¿Alguna anécdota?
La verdad que muchas, desde las más divertidas con abuelos que te esconden el carro de curas, te quitan cosas, se visten poniéndose encima todo lo que pillan, otros se desnudan, se comen pañales, etc.. Hasta las más desagradables cuando algún residente se encuentra en la residencia con el que mató a su padre en la guerra, eran de bandos opuestos y claro, continuamente en guerra los dos. También un señor que imponía bastante y nos daba pánico acercarnos a él porque nos intentaba pegar.
¿Te gusta tu profesión?
Me encanta. Estoy muy orgullosa de mi trabajo, de haber elegido ser enfermera y de tener la suerte de poder trabajar en lo que me gusta.
¿Cambiarías algo de tu trabajo que a ti no te gusta? ¿Cómo lo harías?
Sin duda alguna la falta de personal. Contrataría el personal necesario para que nadie tenga que soportar una carga excesiva en su trabajo.
¿Alguna vez has sentido miedo?
La verdad que sí, sobre todo por las noches que es cuando estamos una enfermera y cuatro auxiliares para toda la residencia. A veces hay pacientes agresivos que les tienes que pinchar o dar medicación para que se calmen y no te dejan y se intentan escapar. Son situaciones un tanto complicadas y tensas con las que tenemos que lidiar casi a diario.
¿Llevarías a tu padre o madre a una residencia?
No. A pesar de que estén bien cuidados soy de la opinión que como en casa no se está en ningún sitio. Y creo que debemos darles lo que hay hecho por nosotros. Ellos siempre han estado protegiéndonos desde pequeños y cuidándonos y ahora nos toca a nosotros hacerlo por ellos.